Clara se ha trasladado a uno de los barrios más acomodados de Londres.
Ahora se hace llamar Alicia y ha renunciado a su antigua vida para proteger a Bosco y su secreto. Aunque le duela, sabe bien que olvidarse de su antigua vida es el único modo de mantener a salvo a sus seres queridos y a ella misma.
Poco a poco se ha acostumbrado a su nueva identidad, cuando inesperadamente un día escucha una melodía demasiado familiar que tan solo conocían ella, Berta y Bosco.
Un pedazo de su pasado que ella creía haber olvidado.
Desde ese preciso instante, Clara comprende que por mucho que cambie de nombre, de aspecto, de amigos o de país… el pasado la persigue y no puede cambiarlo.
Hay lugares de los que es imposible escapar.
Hay huellas que perduran para siempre.