Clay Jensen es
un adolescente como cualquier otro que encuentra, al llegar un día a casa, una
misteriosa caja sinremitente dirigida a su nombre. El contenido no es otro que
una serie de cintas de grabación, siete en total, que parece haberle enviado
Hannah, una compañera de clase que no hace ni dos semanas que se ha suicidado.
A pesar del desconcierto que supone volver a oír la voz de Hannah, Clay
descubrirá que son trece las razones por las cuales ha decidido quitarse la
vida, trece caras de cassete y que, por ello, son trece las personas que deben
escucharlas. Él es una de ellas. “Es un juego muy sencillo: primero las
escuchas, luego las pasas” dice Hannah en la primera cara.¿Qué razones son esas
y qué tiene que ver él con ellas? A lo largo del día, Clay se irá obsesionando
con las grabaciones y hasta recorrerá la ciudad con un mapa que ella misma le
ha proporcionado. Pero he aquí un viaje distinto del esperado, un viaje donde
el punto de llegada es precisamente el mismo que el de partida y en el que solo
hacen falta unos nuevos ojos para verlo todo como por vez primera. Hannah irá
desgranando poco a poco su vida en un intento de poner de manifiesto las
consecuencias, grandes o pequeñas, de las cosas que hacemos y dejamos de hacer,
y que cambian el mundo a veces sin darnos cuenta.
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